Fisting y ETS

Tu horizonte de sexo más seguro: Lo que debes saber sobre la sífilis, la gonorrea y compañía al practicar fisting

Más que solo VIH y hepatitis: Los otros participantes en el juego de las ETS

Hemos hablado extensamente sobre el VIH y los diferentes virus de la hepatitis. Pero el mundo de las infecciones de transmisión sexual (ITS) tiene algunos otros jugadores en oferta que debes tener en cuenta para estar realmente seguro en todos los aspectos. No te preocupes, esto no es para crear pánico, sino para ampliar tu escudo de protección de conocimiento.

Aquí nos centramos en las ETS bacterianas “clásicas”: sífilis, gonorrea (blenorragia) y clamidia. Normalmente, estas infecciones se asocian inmediatamente con el sexo anal sin protección. Pero también al practicar fisting, que generalmente se considera más seguro porque no hay contacto genital directo, estas bacterias pueden transmitirse en determinadas circunstancias. Esto siempre sucede cuando entran en juego fluidos corporales o secreciones infecciosas. Analicemos esto más de cerca para que sepas a qué debes prestar atención.

Sífilis: el astuto escurridizo entre las ETS

La sífilis (también llamada lúes) es un verdadero camaleón entre las enfermedades de transmisión sexual. La bacteria causante (Treponema pallidum) puede afectar prácticamente cualquier parte de tu cuerpo, y a menudo no hay síntomas o solo síntomas inespecíficos. En la fase inicial, a veces se forma una úlcera indolora (el famoso chancro) en el punto de entrada, por ejemplo, en el pene, en el labio o en la zona anal. Debido a que esta úlcera no duele y desaparece por sí sola, a menudo pasa desapercibida, especialmente si se encuentra en el interior del recto y no se puede ver. Sin tratamiento, la sífilis continúa latente en el cuerpo y, en el transcurso de varias etapas, puede dañar gravemente los órganos e incluso el sistema nervioso. Las consecuencias tardías de una sífilis no tratada pueden ser, por ejemplo, parálisis, ceguera, sordera o deterioro mental. En resumen: la sífilis es traicionera y no debe subestimarse.

¿Cómo se puede transmitir la sífilis al practicar fisting?

La transmisión se produce por contacto directo con úlceras sifilíticas o zonas de la mucosa infectadas. Lo insidioso es que una úlcera sifilítica también puede estar desapercibida en el recto. Por lo tanto, si practicas fisting a una persona que tiene una úlcera invisible de este tipo en la zona anal, podrías infectarte, concretamente si las bacterias llegan a tu mano (o a pequeñas grietas en ella). A la inversa (aunque menos frecuente), una úlcera sifilítica en tu mano podría transmitir las bacterias a la sensible mucosa de tu pareja. Es importante saber: El fisting en sí no aumenta el riesgo de sífilis, pero tu mano puede convertirse en un portador en cuanto entren en juego fluidos infecciosos o lesiones.

Tu escudo protector contra la sífilis:

  • Los guantes son tu mejor amigo: Usa guantes de látex o nitrilo de forma sistemática al practicar fisting. Ofrecen la barrera perfecta y evitan el contacto directo de la piel con posibles úlceras (a menudo invisibles). Asegúrate de utilizar un lubricante sin grasa, ya que la grasa ataca al látex.
  • Ojos abiertos y dedos quietos: Si tú o tu pareja notáis heridas inusuales, zonas húmedas o erupciones cutáneas en las manos, el pene o la zona anal, ¡no lo toquéis! En tal caso, es mejor que no lo toquéis y consultéis a un médico. En principio, no se deben tocar las zonas de la piel húmedas o las úlceras.
  • Hazte pruebas con regularidad: La sífilis se puede curar bien con antibióticos (normalmente inyecciones de penicilina durante algunas semanas), pero solo si se conoce la infección. Un análisis de sangre en el marco de un chequeo regular de ITS te da seguridad y detecta la sífilis en cualquier fase. Dado que el riesgo de infección nunca es totalmente nulo a pesar de todas las precauciones, se aplica lo siguiente: Es mejor hacerse la prueba una vez más para poder tratarla a tiempo en caso de que se produzca.
  • Nota importante para tu prueba de sífilis: Si ya has tenido sífilis, las pruebas de detección habituales (pruebas rápidas) ya no son significativas: mostrarían un resultado positivo de por vida, aunque ya estés sano. En este caso, debes pedir a tu médico que realice pruebas de laboratorio específicas (por ejemplo, la prueba TPHA o TPPA y un título de RPR) para distinguir entre una antigua reacción de anticuerpos y una nueva infección activa. Esta es la única manera de detectar con seguridad un nuevo brote de sífilis. También es importante: En personas con inmunodeficiencia (por ejemplo, infección por VIH no tratada), las pruebas de sífilis pueden dar falsos negativos en casos raros. Por lo tanto, en caso de duda, mantente atento a los posibles síntomas y consulta a un médico lo antes posible.

Gonorrea (blenorragia) y clamidia: los inquilinos invisibles

La gonorrea (blenorragia) y la clamidia son bacterias a las que les gusta instalarse en nuestras mucosas, también en el recto. Lo malo de ellas: A menudo no causan ningún síntoma, pero siguen siendo muy contagiosas. No en vano se habla de infecciones “silenciosas” o “invisibles”. Sin tratamiento, ambas pueden provocar inflamaciones crónicas que tienen consecuencias para la salud a largo plazo, por ejemplo, infertilidad, inflamación de la próstata o los testículos en los hombres o inflamación de las trompas de Falopio en las mujeres. Por lo tanto, es importante tomárselas en serio incluso sin síntomas.

Gonorrea (blenorragia): Cuando se piensa en la blenorragia, muchos piensan en secreción purulenta del pene, y sí, en la uretra, una infección por gonococos suele provocar un fuerte ardor al orinar y una secreción blanquecina, que luego se vuelve amarillenta, al cabo de pocos días. Pero: Las bacterias de la blenorragia (Neisseria gonorrhoeae) también se sienten cómodas en la garganta o el recto, a menudo sin que se note. Una blenorragia anal permanece asintomática en la mayoría de los casos; solo en raras ocasiones se producen adiciones mucosas-purulentas en las heces o dolor durante el sexo anal. No te dejes engañar: Incluso sin molestias, una blenorragia anal es muy contagiosa. Si la infección se extiende, una blenorragia no tratada puede extenderse por el cuerpo y afectar, por ejemplo, a la próstata, los testículos o incluso las articulaciones y el corazón. Los signos de una infección avanzada pueden ser, entre otros, dolor sordo en el perineo/pelvis, fiebre o hinchazón. En resumen: la blenorragia es molesta, fácil de transmitir y debe tratarse rápidamente.

Clamidia: Chlamydia trachomatis, así se llama el patógeno, es una de las ITS más frecuentes. Al igual que la blenorragia, se transmite durante el sexo de todo tipo y afecta preferentemente a la uretra, el tracto genital, el recto y la garganta. La mayoría de las veces no se siente nada. Si aparecen síntomas, suelen hacerlo entre 1 y 3 semanas después de la infección: Puede haber secreción clara de la uretra, picor, ardor al orinar; a veces también dolor en los testículos o la parte inferior del abdomen y fiebre leve, si la infección “asciende” (es decir, llega a la próstata, los conductos deferentes o, en el caso de las mujeres, al útero y las trompas de Falopio). Debido a que las infecciones por clamidia son tan a menudo silenciosas, a menudo permanecen sin ser detectadas, y luego pueden transmitirse sin ser notadas o causar consecuencias tardías (por ejemplo, adherencias de las trompas de Falopio con el riesgo de infertilidad o embarazos ectópicos en las mujeres). Así que aquí también se aplica: mejor hacerse la prueba una vez más.

¿Cómo se pueden transmitir la blenorragia y la clamidia al practicar fisting?

Principalmente por contaminación cruzada. Imagina que la persona A tiene una infección por clamidia o blenorragia no detectada en el recto. Le practicas fisting a esta persona y, al hacerlo, te entra una cantidad microscópica de secreción rectal infecciosa en el guante o en la mano. Si ahora, con el mismo guante o con los dedos sin lavar, le practicas fisting a la persona B o te tocas el ojo sin darte cuenta, las bacterias pueden seguir migrando y colonizando la siguiente mucosa. Así es exactamente como se produce la transmisión al practicar fisting: no por el fist-fucking en sí, sino porque los fluidos corporales infectados pasan de una persona a otra. Los gonococos son especialmente eficaces en este sentido: se transmiten fácilmente con cada contacto con la mucosa infectada, incluso con breves toques con los dedos, juguetes utilizados en común o masturbación mutua. Aunque estas bacterias no sobreviven mucho tiempo fuera del cuerpo, basta con un poco de secreción directamente de la mucosa a la mucosa. Por lo tanto, la higiene es primordial aquí.

Tu escudo protector contra la blenorragia y la clamidia:

  • Higiene y guantes frescos: Esto es lo más importante al practicar fisting. Utiliza un guante fresco para cada persona y cada agujero, así evitarás que las bacterias se vayan de viaje. Así que cambia el guante (y, si es necesario, el preservativo en los juguetes) antes de pasar del compañero A al compañero B. Tampoco metáis todos en el mismo bote de lubricante para evitar arrastres. Después de la acción: Desecha los guantes correctamente y lávate bien las manos (¡con jabón!). Esto minimiza el riesgo de que te infectes accidentalmente en las mucosas (ojo, boca, tus propios genitales) si te han entrado gérmenes en las manos.
  • Hazte pruebas específicas: Debido a que la blenorragia y la clamidia a menudo permanecen asintomáticas, especialmente en la garganta y el recto, un análisis de orina en tu chequeo de ITS no siempre es suficiente. Si eres sexualmente muy activo, pide a tu médico que te haga frotis del recto y la garganta durante tu chequeo. Muchos centros de salud o puntos de control ofrecen estas pruebas de forma sencilla y anónima. Recuerda que lo ideal es que te hagas pruebas de gonorrea y clamidia al menos una vez al año; con parejas que cambian con frecuencia o contactos de riesgo, incluso con más frecuencia. Detectadas a tiempo, ambas infecciones se curan fácilmente con antibióticos.
  • Presta atención a los síntomas: Si alguna vez te arde, te pica o huele de forma inusual o sale algo de la uretra, no lo dudes: ¡Ve al médico! También el dolor al orinar, al practicar sexo anal o la secreción inusual del pene/ano pueden ser señales de advertencia. Es mejor aclararlo una vez, la gonorrea y la clamidia se pueden tratar bien con los antibióticos adecuados, y cuanto antes, mejor. Importante: En caso de una infección confirmada, todos los compañeros sexuales de los últimos tiempos deben ser informados y tratados también, para que no os contagiéis mutuamente una y otra vez (palabra clave evitar el “ping-pong”). Durante el tratamiento (normalmente solo unos pocos días de antibióticos) también significa: no tener sexo hasta que el médico dé el visto bueno.

El resto de la pandilla: herpes, VPH, micoplasmas y otros alborotadores

Además de las tres grandes ETS bacterianas, hay algunos otros patógenos que debes tener en cuenta. Estos incluyen herpes, VPH (virus del papiloma humano, causante de verrugas genitales), LGV (linfogranuloma venéreo, una forma agresiva de infección por clamidia), bacterias Shigella y parásitos como las amebas intestinales. En los últimos años, también se ha hablado cada vez más de micoplasmas (especialmente Mycoplasma genitalium) y ureaplasmas, pequeñas bacterias sin pared celular que se transmiten sexualmente y a menudo se pasan por alto. La falta de higiene puede favorecer la propagación de todos estos patógenos.

  • Herpes: El virus del herpes simple (tipo 1 y 2) causa dolorosas ampollas en los labios o en la zona genital/anal. Se transmite por contacto directo con la piel o las mucosas, por desgracia, incluso cuando no hay una ampolla visible (el virus puede estar activo “silenciosamente”). Al practicar fisting, el herpes puede transmitirse teóricamente, por ejemplo, si una persona tiene una úlcera activa en el ano y la otra mete la mano desnuda. Un guante reduce significativamente el riesgo aquí, pero no protege al 100%, porque el herpes también puede afectar a las zonas de la piel circundantes. Lo mejor es evitar el contacto sexual en cuanto un compañero tenga lesiones visibles de herpes.
  • Síntomas: En el primer brote, a menudo fiebre y cansancio, además de ampollas dolorosas y llagas en el lugar de la infección. Más tarde, pueden producirse brotes locales de vez en cuando.
  • Tratamiento: El herpes no es curable, ya que el virus permanece en el cuerpo. Pero con medicamentos antivirales (por ejemplo, Aciclovir) se pueden acortar los brotes y aliviar los síntomas. Es importante que no te rasques a ti mismo ni a los demás: Las ampollas de herpes abiertas son muy infecciosas, así que mantén las manos alejadas y cúbrelas bien hasta que todo se haya curado.
  • VPH (virus del papiloma humano): El VPH está muy extendido, la mayoría de las personas sexualmente activas se infectan en algún momento. Afortunadamente, la mayoría de los tipos de VPH no causan ningún síntoma y a menudo se curan solos. Sin embargo, algunos tipos causan verrugas genitales (pequeñas verrugas de color carne en el pene, el ano, el perineo, etc.), otros pueden provocar cáncer a largo plazo (por ejemplo, cáncer anal, cáncer de cuello uterino). El VPH se transmite por contacto con la piel. Esto significa que también se puede contraer en zonas descubiertas con un preservativo o un guante.
  • Síntomas: Las verrugas genitales son visibles y palpables, pero no duelen. Los tipos de VPH de alto riesgo no se notan en absoluto, solo años después pueden producirse cambios celulares.
  • Tratamiento: Las verrugas genitales pueden ser extirpadas o congeladas por el médico, pero a menudo vuelven a aparecer, ya que el VPH permanece en la piel. Afortunadamente, existe una vacuna contra ciertos tipos peligrosos de VPH, que es muy recomendable (preferiblemente antes del primer contacto sexual en la juventud). Esta vacuna protege contra los causantes más comunes de verrugas y cáncer y es una importante medida de prevención. En resumen: Los guantes y los preservativos reducen el riesgo de VPH, pero la mejor protección la ofrece la vacunación en combinación con exámenes preventivos regulares.
  • Micoplasmas (M. genitalium) y Ureaplasmas: Se trata de pequeñas bacterias sin pared celular que también pueden transmitirse durante el sexo. Mycoplasma genitalium se está investigando de forma más intensiva desde hace poco y se considera una ITS “en auge”. Es más comparable a la clamidia: La mayoría de las infecciones se producen sin síntomas claros, pero puede haber una ligera secreción acuosa, ardor en la uretra o picor. Los micoplasmas también pueden aparecer en el recto o la garganta. ¿Por qué están en boca de todos? Porque M. genitalium desgraciadamente desarrolla rápidamente resistencias a los antibióticos. Los antibióticos clásicos de amplio espectro (como en la gonorrea/clamidia) a menudo no funcionan, por lo que debe tratarse específicamente con ciertos medicamentos de reserva. Los expertos ya advierten de un “superbicho”. La recomendación actual: Solo hacer pruebas y tratar los micoplasmas si hay síntomas y se han descartado otras causas (blenorragia, clamidia). Si este es el caso, la detección se realiza mediante un frotis de PCR en el laboratorio y la terapia de acuerdo con las directrices actuales con antibióticos específicos (si es necesario, después de la prueba de resistencia). Informa a tu pareja si has dado positivo para que también se haga la prueba si tiene síntomas.
  • Ureaplasmas (por ejemplo, Ureaplasma urealyticum) son parientes cercanos de los micoplasmas. Sin embargo, son extremadamente frecuentes también en personas sanas en las mucosas. Más del 80% de las mujeres y más de la mitad de los hombres tienen ureaplasmas como colonizadores normales, generalmente sin molestias. En casos raros, U. urealyticum puede desencadenar una inflamación de la uretra, especialmente en los hombres, y solo si hay muchas bacterias presentes. Dado que en alrededor del 80% de los casos se produce una detección de ureaplasmas sin síntomas, los médicos tratan los ureaplasmas con mucha moderación. Recuerda: No todo resultado de laboratorio es una infección que requiera tratamiento. Solo si hay molestias claras y no hay otros patógenos como gonococos, clamidia o micoplasmas responsables, se considera una terapia contra los ureaplasmas. De lo contrario, nuestro cuerpo a menudo vive pacíficamente con ellos. Una buena higiene y el sexo seguro, por supuesto, también reducen el riesgo de infección aquí.
  • LGV (linfogranuloma venéreo): Esta es una variante especial de la clamidia (tipo L1-L3), que ha aparecido con mayor frecuencia en la comunidad gay en los últimos años. El LGV causa una inflamación significativa en el recto (proctitis) con dolor intenso, a veces secreción sanguinolenta-purulenta y fiebre. Al practicar fisting, el LGV puede transmitirse si las secreciones de un intestino inflamado se transmiten. El diagnóstico se realiza mediante una prueba especial de clamidia que identifica el tipo de LGV.
  • Tratamiento: Aquí no es suficiente con la terapia normal para la clamidia (1 semana de doxiciclina) – la LGV generalmente debe tratarse con antibióticos (doxiciclina) durante 21 días. Es importante buscar consejo médico de inmediato si aparecen síntomas (fuertes molestias anales).
  • Shigella y parásitos intestinales: Al practicar el fisting, como con todas las prácticas con posible contacto con gérmenes fecales, también pueden producirse infecciones gastrointestinales. Las bacterias Shigella, por ejemplo, provocan una enfermedad diarreica grave (disentería) y en los últimos años se han registrado repetidamente brotes entre HSH en relación con contactos sexuales. Incluso rastros diminutos de heces infecciosas que llegan a la boca o a una herida a través de la mano, juguetes o el pene pueden ser suficientes. Algo similar ocurre con los parásitos intestinales como las amebas (por ejemplo, Entamoeba histolytica) o la Giardia: causan diarrea, calambres abdominales y náuseas.
  • Protección: Aquí ayudan, además de los guantes, sobre todo una higiene cuidadosa y evitar el contacto oral después del contacto anal (es decir: después del fisting, no lamer a nadie sin lavarse o meterse el pene en la boca, etc.). Lava o cambia los guantes, limpia bien los juguetes y utiliza lubricante nuevo al cambiar de pareja (no el mismo bote). Así se pueden mantener alejados eficazmente los “compañeros de piso no deseados” en el intestino.

Como ves, la variedad de patógenos es amplia. Afortunadamente, la mayoría son tratables y, con unas pocas medidas sencillas, puedes reducir el riesgo considerablemente.

Tu plan maestro definitivo para un fisting más seguro

Resumamos las mejores estrategias para protegerte de todo el espectro de las ITS y, al mismo tiempo, no renunciar a la diversión:

  1. Los métodos de barrera no son negociables: Al practicar el fisting, utiliza siempre guantes. No solo protegen contra el VIH y la hepatitis, sino también contra la sífilis, la gonorrea, etc., al evitar el contacto directo con material infeccioso. Lo mismo ocurre con otras variantes: utiliza preservativos aptos para lubricantes en dildos/juguetes si se utilizan con varias parejas, y en el sexo anal de todos modos. En resumen: utiliza barreras donde corresponda: son tu mejor bloqueador de defensa.
  1. Higiene y el orden correcto: Cambia los guantes y los preservativos con regularidad, sobre todo al cambiar de pareja. Lo ideal es que cada persona tenga su propio bote de lubricante –o que utilices envases desechables– para que no se transmita nada. Lávate bien las manos antes de pasar de lo anal a lo oral o a la siguiente pareja. Y asegúrate de tener las uñas cortas y lisas al practicar el fisting para evitar microlesiones. La limpieza y la prudencia son esenciales para que los gérmenes no deseados no tengan ninguna oportunidad.
  1. Pruebas periódicas: El conocimiento es poder, y protección. Hazte pruebas de ITS a intervalos regulares, sobre todo si tienes parejas sexuales frecuentes. Un chequeo completo incluye en los hombres que practican sexo anal/fisting también frotis de garganta y anales (además de análisis de sangre para sífilis, VIH, hepatitis). Muchas infecciones permanecen sin ser detectadas durante mucho tiempo; las pruebas te permiten detectarlas a tiempo y tratarlas antes de que se produzcan complicaciones o de que infectes a otros sin saberlo. Conviértelo en una rutina, por ejemplo, planificar un chequeo de ITS cada 3 o 6 meses, dependiendo de tu actividad.
  1. Comunicación abierta: Habla con tus parejas sexuales sobre sexo más seguro. Claro, puede que no sea lo habitual en el calor del momento, pero genera confianza. Si todo el mundo sabe a qué atenerse –por ejemplo, si alguien ha tenido una infección recientemente, está en tratamiento o tiene que prestar especial atención a algo–, podéis minimizar los riesgos juntos. No dudes en preguntar por los resultados de las pruebas u ofrecer los tuyos. Y si te diagnostican una ITS, informa a tus últimas parejas para que también puedan hacerse las pruebas y recibir tratamiento. La transparencia protege al final a todos los implicados.
  1. Escucha a tu cuerpo: Tú conoces tu cuerpo mejor que nadie. Si algo te parece inusual –ya sea un hormigueo, ardor, erupción, secreción, olor inusual o simplemente una “corazonada” de que algo no va bien–, tómalo en serio. En caso de duda, abstente de tener relaciones sexuales hasta que lo hayas consultado con un médico. Muchos síntomas de las ITS son leves al principio (por ejemplo, un ligero ardor al orinar), pero son señales de advertencia. Casi todas las ITS son bien tratables si se detectan a tiempo. Sin embargo, si se ignoran las señales, puede complicarse. Así que: Es mejor ir al médico una vez de más que una vez de menos.

Conclusión: El conocimiento es tu mejor protección para disfrutar sin preocupaciones

Sí, en teoría uno puede contagiarse de sífilis, gonorrea o clamidia al practicar el fisting. Pero la buena noticia es: Con medidas de protección sencillas –guantes, higiene y pruebas periódicas– tienes los riesgos bien controlados. Casi todas las ITS mencionadas son curables o al menos tratables si se detectan a tiempo, y no tienes por qué dejar que su sombra te vuelva loco. Mantente al día de las novedades (por ejemplo, nuevas ofertas de pruebas, vacunas como la vacuna contra el VPH, o recomendaciones sobre micoplasmas, de las que hemos hablado antes) – tu conocimiento es un fuerte escudo protector. Así podrás disfrutar de tus encuentros sexuales de forma consciente, segura y placentera. Porque, en última instancia, el fisting –como cualquier actividad sexual– debe ser sobre todo divertido, y con los conocimientos adecuados lo seguirá siendo: ¡despreocupado y sexy, pero seguro!